Mi primer recuerdo es de una
bofetada fuerte en el rostro: el escozor en mi mejilla y la sacudida en mis
huesos cuando reboté en mi cama. Fue mi padre quien me golpeó.
Había tenido cuatro.
La mayoría de mis recuerdos eran
más de lo mismo y nadie nunca vio, nunca nadie luchó para ayudarme, nunca le
importó a nadie.
Luego nos mudamos.
A mi nuevo vecino le importó,
rescató al niño de doce años que había sido de una golpiza. Siempre creí que
sufriría la pesadilla sola, estaba mal.
Maze Donati me salvó ese día de todas las formas que una persona podía ser salvada.
Y su hija, Mia, se convirtió en la
amiga que siempre había querido, mi conciencia cuando la mía vacilaba, la luz
que me guiaba a casa cuando había perdido mi camino.
Pero cuando te das cuenta que eres
más parecido a tu padre que a las buenas personas quienes te acogieron y te
dieron un hogar, el único modo de devolver su generosidad es dejarlos ir.
Los dejé ir, tan perdido en las
sombras que ya ni siquiera podía recordar quién era. Mia nunca se dio por
vencida conmigo. Luchó por mí, mantuvo la luz encendida para que encontrara mi
camino de regreso.
Y cuando lo hice, la vida nos
lanzó una bola curva. Tuve que lastimar a Mia para salvarla.
Pero cuando mi pasado regresa para
atormentarme y casi la pierdo, estoy listo para luchar por ella... para
encontrar el camino de regreso a su corazón mientras evito que los demonios de
mi pasado terminen lo que empezaron.
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