Tan intrigada y excitada como temerosa y consternada por el flujo continuo de cartas con letras profundas per perversas llegando a su buzón de entrada de la oficina, la tímida y poco popular Amelia Hill, piensa que se está volviendo loca. Nota a su vez los mensajes de texto, atrayéndola a conocer al desconocido difícil de alcanzar en una habitación oscura y oculta como sus intenciones.
Una vez allí, Amelia se da cuenta de que sus instintos deben ser escuchados en voz alta más allá del llamado engañosode la tentación.
Alessa
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