Su coche se descompone
durante una tormenta tropical y Jessica Randall descubre que la aislada casa
donde encuentra un albergue es un club privado de bondage. Al principio se
quedó pasmada, pero pronto se excitó observando las interacciones entre los
Doms y sus Subs . Pero ella es una mujer profesional, una contadora, y
seguramente no una sumisa... ¿no?
El Maestro Z no se ha sentido tan atraído por una mujer en años. Sin embargo,
la pequeña sub que ha llegado a su club lo intriga. Ella es inteligente.
Reservada. Conservadora. Después de que él descubre su interés en el BDSM , no
puede resistirse a romper sus muros y desatar la pasión que mantiene oculta en
su interior.
Después de que Kari Wagner rompe
con su cita durante la Noche de Principiantes en un privado club fetichista,
tiene la opción de continuar con un experimentado dominante. A pesar de sus
fantasías sobre el BDSM, la inexperta maestra tiene pensado simplemente
observar. Pero bajo las inflexibles manos del Maestro Dan, ella no solo
participa, sino que le da todo lo que él pide. No hay nada que pueda esconder
de él. Ni su pasión... ni su amor.
Todavía de luto por su
esposa, el Maestro Dan evita involucrarse con mujeres y nunca toma una sub dos
veces. Pero esta modesta pequeña principiante es un caramelo, una noche está
lejos de ser suficiente. A medida que sondea sus respuestas, introduciéndola
cada vez más dentro del mundo del BDSM, la suave sumisa comienza a demostrarle
lo estéril que su vida se ha convertido.
Durante sus tres
noches juntos, Kari aprenderá a someterse...
¿El Maestro aprenderá
a amar?
La vida con un marido
sádico le dejó cicatrices a Beth, por dentro y por fuera. Solo en el club
Shadowlands se siente como una mujer. Pero guiada por sus temores, únicamente
elige a Doms inexpertos y luego se siente frustrada por su incapacidad para
incluso excitarse. Así que el Maestro de Shadowlands le da un ultimátum: si no
toma al Dom que él asigne cancelará su suscripción. Lo último que Beth desea es
a un Dom implacable y poderoso, pero eso es justo lo que obtiene.
Cuando el Maestro
Nolan recibe instrucciones de hacerse cargo de una sub problemática, encuentra
fácilmente la causa del problema... verdaderamente sumisa, la pelirroja
necesita someterse para excitarse, pero está demasiado asustada para renunciar
al control… y sus Doms le han permitido escaparse con resignación. Eso va a
cambiar ahora mismo.
Cuando el Maestro
Nolan toma a Beth bajo su control, ella se siente aterrada, pero el
experimentado Dom solo le provoca placer, no dolor. Su única demanda es que
ella nunca le mienta. Bajo sus diestras manos, su cuerpo cobra vida y empieza a
sanar. A medida que empuja sus límites, ella aprende a confiar... y entonces a
amar. Y sabe que él está empezando a interesarse por ella a cambio.
Pero ahora su cruel
marido la ha encontrado, y así, el Maestro Nolan ha descubierto que ella ha
estado mintiendo, mintiendo y mintiendo.
Andrea quiere
someterse, pero no con cualquiera que se crea un Dom. Tiene que ser más duro y
capaz que la panda de matones del barrio donde se crió. Ya había renunciado a
la búsqueda de un verdadero Dom, cuando su amigo la lleva como aprendiz a un
exclusivo club de BDSM, con los grandes maestros de Shadowlands. Andrea está
emocionada... y aterrorizada.
Obligado a aceptar a
una desconocida sumisa en su programa de entrenamiento cuidadosamente
desarrollado, el maestro Cullen está furioso. No sólo por ser una joven recién
llegada al mundo del BDSM, si no porque ella no es adecuada para su papel...
blindada en cuero, como una Domme, es más probable que taladre a un Dom, a que
se arrodille ante él. El maestro Cullen decide echarla, la quiere fuera. Pero
después de intimidarla sin piedad, castigarla y abrazarla finalmente, él ve a
la mujer escondida dentro de esa misteriosa armadura emocional, y su completa
entrega captura su corazón.
Aunque el Maestro
Cullen era famoso por su estilo de vida sin restricciones, Andrea cree que
podría estar interesado en ella, hasta que descubre que no es sólo un
camarero... es también policía. Tal vez él ignore su pasado desliz con la ley,
pero cuando otra interna la acusa de robar dinero, Andrea está segura de haber
perdido al maestro que quería con todo su corazón.
El trabajo de ella es
hacerle la vida miserable. El de él es convertirla en sumisa. ¿Qué corazón se
rendirá primero?
Sumisas BDSM rebeldes
están siendo sistemáticamente secuestradas a lo largo de todo el país, una de
cada club. Cuando su amiga cae presa de los traficantes de esclavas, Gabrielle,
especialista en víctimas del FBI, se ofrece voluntaria para hacer de señuelo en
un club que todavía no ha sido atacado: el Shadowlands.
Allí descubre que
interpretar a una sub irritante le sale de manera natural, especialmente cuando
consigue ridiculizar al terriblemente conservador Maestro de los aprendices.
Pero pronto Gabrielle descubre que él no es tan sofocante como había pensado… o
al menos no demasiado. Había esperado ser castigada, incluso humillada, pero
seguro nunca había esperado enamorarse de un maldito abogado.
Por cortesía de la
caprichosa prima donnaque tenía como esposa, Marcusdetesta a las sumisas
desobedientes. Cuando el dueño del club insiste en que debe admitir a una
aprendiz increíblemente irritante, está furioso. Pero a medida que llega a
conocer a Gabrielle y ve la seductora dulzura debajo de las réplicas
insolentes, comienza a enamorarse de ella.
Por desgracia, Marcus
no es el único que cree que la vivaz pelirroja es un premio que vale la pena
capturar. Y en el mundo de los tratantes de esclavas, semejante tesoro implica
obtener unos considerables honorarios.
Decidido a encontrar a
los traficantes de blancas que se aprovechan de las sumisas de Shadowlands, el
Maestro Raoul se hace invitar a una pequeña subasta de esclavas. Una vez
informado, el FBI le ordena que rechace todas las opciones de modo que los
traficantes lo inviten a la gran subasta. Para sorpresa de Raoul, una de las
esclavas es la amiga secuestrada de una sumisa de Shadowlands. Ella tiene el
cuerpo lleno de cicatrices... y un espíritu inquebrantable. No pudo dejarla
atrás.
Arruinando los planes cuidadosamente trazados por el FBI, decide
comprarla.
La libertad de
Kimberly tuvo un precio devastador: las otras mujeres todavía siguen siendo
esclavas. Una redada del FBI es su única esperanza para rescatarlas.
Desesperada por ayudar a los federales a localizar a la gran subasta, acepta
hacerse pasar por la esclava del Maestro Raoul. Usar un collar nuevamente, es
aterrador, pero bajo el poderoso cuidado dominante, Kim comienza a sanar y
entonces a seguir adelante. Esto es lo que la ha atraído… y de lo que huyó…
toda su vida.
Escapó de los
traficantes que capturaron su cuerpo… ¿pero podrá escapar del Maestro que
capturó a su corazón?
Mientras intentaba salvar a una
mujer de los traficantes de blancas, Sam lo jodió todo. Soberanamente. Ahora
Linda no quiere tener nada que ver con él. Ni con el BDSM. Ni siquiera quiere
admitir que es una masoquista. Como dominante y sádico, él puede darle lo que
ella necesita, y cuando se le presenta una oportunidad, se entromete en su
vida, con la intención de hacer las paces. Ella es todo lo que él sabía que
sería... a excepción de su empecinada determinación por ser "normal".
Ahora que el mal rato
ha pasado, Linda sólo quiere volver a su pequeño pueblo conservador, retomar su
vida apacible y ser normal. ¿Pero cómo puede alguien a quien le gusta el dolor
ser "normal"? Para su indignación, cuando alguien le pinta la casa
con obscenidades, Sam aparece para rescatarla. Una vez más. ¿Es que no entiende
que lo último que necesita en su vida es a un sádico? Él se divierte con sus
objeciones. Pero su agudo sentido del humor no puede ocultar que es duro como
una roca, dominante y obstinado. No va a permitirle dejarlo afuera de su vida
esta vez. Demasiado pronto, Linda se da cuenta de que desea que él se quede.
Cuando la lleva a
Shadowlands, ella encuentra un nuevo hogar... hasta que escucha la voz salida
de sus pesadillas.
Nota: Este libro
contiene elementos sádicos fuertes pero consensuados, que puede resultarle
incómodos a algunos lectores.
Después de su última frustración,
Sally se da por vencida. Nunca encontrará a un Dom propio. En cambio, la
experta en ordenadores, está en la búsqueda de un empleo donde probablemente
tenga que torcer la ley - sólo un poquito - para descubrir a los bastardos que
habían esclavizado a sus amigas. Los tontos de los policías y los Federales
obviamente necesitan ayuda.
Los agentes especiales
del FBI, Galen y Vance, estuvieron esperando para jugar con Sally durante mucho
tiempo. Cuando la revoltosa sumisa regresa al exclusivo club de BDSM
Shadowlands después de una fallida relación, los experimentados Amos se
alegran. Al notar que ella está suprimiendo sus emociones, estos poderosos Doms
la presionan, sólo para encontrarse con que su descaro oculta un corazón herido
y vulnerable.
Conmocionada por la
inesperada exposición emocional, Sally huye tanto de los exigentes Amos como de
Shadowlands. Tanto Galen como Vance tienen razones para no pretender una sumisa
a largo plazo, pero cuando un brutal ataque de su ex-Dom lleva a Sally a la
puerta de la casa que ellos comparten, ambos agentes se ven impulsados a
protegerla. A ayudarla. A tomarla bajo sus mandos. Enamorarse no está en los
planes.
Pero a medida que la
diablilla ilumina sus vidas, empiezan a querer más... hasta que descubren que
ella está infiltrada en una organización que se deleita en la quema de personas
vivas.
Cuando Rainie corre a
una clínica veterinaria llevando a un perrito herido, se sorprende al reconocer
al veterinario, Jake Sheffield. No es justo. Su recuerdo la estuvo rondando por
más de una década. Y entonces él apareció en el Club BDSM que ella suele
frecuentar, Shadowlands. Y ahora, ¿es el dueño de la clínica veterinaria? Los
Dioses de la Crueldad deben estar riéndose de ella.
El Maestro Jake es
sofisticado, rico, y sensacional. Rainie es una gordita ex rata de los tugurios.
Él nunca estaría con una mujer como ella. Además, se ha quemado suficientes
veces como para tomar en serio a algún hombre. Por supuesto, se supone que las
aprendices del club BDSM están buscando a un Dom permanente, pero no hacía
daño, ni hacía falta... los Maestros no tenían por qué conocer la verdad.
Como Maestro de
Shadowlands, Jake tiene en la mira a todas las aprendices. Pero una es
especial. Cuerpo exuberante, un regalo para vivir la vida al máximo, siempre
risueña o sonriendo. Y ahora acaba de darse cuenta que además la mujer tiene un
gran corazón. Aunque Rainie active todos sus interruptores, lo estuvo evitando
desde el momento en que llegó y él está dispuesto a dejarla seguir con su
juego. Pero cuando le miente sobre sus metas, se da cuenta que llegó el momento
para que un Amo tome parte activamente en su entrenamiento.
Besos Alessa.
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