Hace
tiempo que Janie ha dejado de creer en el hombre perfecto. Tras varios fracasos
sentimentales, se tomó un respiro... y lleva unos años sin pareja. ¿Además,
para qué necesita un hombre? Tiene un buen trabajo, cuenta con el cariño de sus
amigas y acaba de comprarse una casa. Lástima que su vecino resulte ser un
individuo tan irritante: descarado y arrogante, pero físicamente imponente y
dueño de una sonrisa que la deja a la vez furiosa y desarmada.
¿En qué otra
persona podría confiar Janie para escapar de un asesino?
Alessa..
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