Existen las complicaciones, y
existe Rowen Sterling.
Después de cinco años de adormecer
el dolor con chicos, alcohol y apatía, se encuentra en terminal de autobuses
rumbo a alguna parte de Montana, tras haberse graduado de la escuela
secundaria. Su madre estuvo de acuerdo en pagar la escuela de arte de sus
sueños, sólo si ella demuestra que puede trabajar duro y mantenerse fuera de
los problemas en Willow Springs Ranch. Preparar el desayuno al amanecer para un
par de docenas de rancheros, y limpiar establos de caballos son las últimas cosas
que Rowen quiere pasarse haciendo durante el verano.
Hasta que Jesse Walker se pasea en
su vida llevando a un par de pantalones vaqueros con manchas de pintura, un
sombrero de vaquero, y una sonrisa que hace que algo en su pecho haga
boom-boom, algo que ella creía congelado. Jesse es único, y sin duda nada como
ella. Es el brillante y resplandeciente para su oscuro y destartalado. Rowen
sabe que no hay felices para siempre para el niño de oro y la chica rebelde —la
felicidad del momento es pasajera—, por lo que trata de olvidar e ignorar al
chico que hace que sienta cosas que no está segura de estar lista para sentir.
Pero cuanto más lo empuja, más parece conseguirlo. Cuanto más se convence a sí
misma de que no le importa, más cae.
Cuando sus oscuros secretos se
niegan a permanecer encerrados detrás de los muros que ha mantenido durante
años, Rowen se da cuenta que no necesita ser honesta con el resto. Sino consigo
misma.
Existe el optimismo. Y existe
Jesse Walker.
Si no fuera tan encantador, su
alegre disposición e incesante sonrisa me aburrirían. Rápido.
Enamorarse de la chica que al principio
había parecido inmune a cualquier cosa parecida al amor fue lo mejor que le
pasó a Jesse desde que los Walker lo adoptaron en su familia cuando tenía cinco
años.
Mientras la vida de Jesse
continúa en el rancho, y Rowen comienza a dejar su huella en la comunidad
artística en Seattle, comienzan a preguntarse dónde está el punto medio. O si
incluso hay uno.
Cuando son forzados a tomar decisiones
que no están ansiosos por tomar, Jesse y Rowen tienen que enfrentar cómo
podrían ser sus vidas sin el otro.
¿Pueden dos personas con tan
trágicos pasados y diferentes presentes esperar un futuro prometedor juntos?
Sea cual sea la respuesta, necesitarán mucho más que amor para lograrlo.
Existen los torturados. Y existe
Garth Black.
Su vida ha sido un constante carrusel
de tragedia y decepción, incluyendo su vida amorosa. Por supuesto, aplicar el
término ―amor a las conquistas de Garth es un mal uso de la palabra. Algunas
personas fueron hechas para dar y aceptar el amor, y otras no. Garth Black redefine
la categoría de los ―otros‖. Él ha hecho un voto de que el día que conozca a
una mujer que podría volverlo un idiota enamorado será el día que escapará.
El plan de Garth tiene un error.
¿Qué pasa cuando ya se ha enamorado con fuerza de una chica antes de que las
señales de advertencia y banderas rojas suban? ¿Qué pasa cuando el amor que ha
evitado toda su vida lo pone de rodillas? ¿Qué pasa cuando Garth
Black deja que la palabra más
sucia de cuatro letras que ha conocido entre en su oscura y solitaria vida?
Este vaquero está a punto de
descubrir que puede controlar algunas cosas, y otras no. ¿El número uno en la
lista de lo que él no puede controlar?
El amor.
Alessa
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